26 sept 2015

Pensamientos terrenales.

En las tardes de invierno, cuando el sol alumbra sin calentar, te recuerdo a través de la ventana imaginando que el calor de mi cama no procede de las cobijas que me cubren, sino del calor de tú cuerpo, hoy ausente.

Hace meses que mi lecho no se calienta con un calor humano diferente al mío y aunque nunca estuviste en él, el deseo de tú calor sobre el mio, dibuja como real la situación que cada noche recreo en mi.

Calculo meses hasta volver a verte y de seguro será lejos del lugar donde cada día te sueño. Ese momento aún irreal me hace arder por dentro pero a la vez me provoca pánico. El pánico absurdo de  que al desearte con tanta fuerza, el regreso a mi cama cada noche, en la que tú no estarás, sea como la pérdida de esos seres queridos que cada día me sigue desgarrando el corazón.