29 ene 2014

Te tengo ganas.


- ¿Estás bien?
- ¿Sabes?, a veces sí, pero muchas otras no. Sin embargo, siempre te tuve ganas.
- ¡Ah!, Bueno.. este...
- ¿Ah, bueno, este...? Emocionante respuesta donde las haya.
-Y bueno, me descolocas. ¿Qué se yo?, no puedes llegar y soltarme así de repente...
-Y bueno, tú preguntas, voilà! yo respondo. Quién no quiere oír la verdad no pregunta.
-¿Y por qué no sueles estar bien?
- El estar es más que un estado particular. Como te dije, siempre te tuve ganas, hoy no dejo de tenértelas y espero no dejarlas nunca. Pero se pasa por diferentes etapas: tristeza, desolación, nostalgia, apatía, enfado. Lo bueno es que logro pasar esas etapas pues las ganas que te tengo son mayores, y según las paso, más  ganas te tengo todavía.
Tú, ¿me las tienes a mí?
- La verdad sí, pero me gusta retarte. A veces me cuesta ganarte por las mañanas, hay noches que te me pierdes, sin embargo otras, me haces llegar alto, muy alto. Y es en esas noches cuando puedo perderme en ti sin miedo. Entonces me doy cuenta, justo ahí, de lo tanto que te quiero, ¿sabías que te quiero no?
-¡Sí claro! De ahí las etapas de risas, alegrías, complicidades, sueños, amor, pasión y entrega.
-Adoro que me quieras.
-Yo adoro vivirte.

27 ene 2014

Recuerdos que vienen y revienen.



El mes de enero de 2014 está por llegar a su fin y con él, ya se siente el invierno sobre la ciudad. El frío de estos días no es mayor al de algunos días de noviembre y diciembre, oficialement meses otoñales. Sin embargo, en los árboles ya no quedan hojas de ningún color, ni siquiera las pobres descoloridas del otoño antes de que perecieran y fueran recogidas para ser convertidas en algo "occidentalmente útil". 

Es por ello que cada día, en mi mente y en mi pequeño entorno, creo sub-mundos de música y olores que me transportan a lugares exóticos que conozco y extraño. A veces pareciera mentira que mi cuerpo haya pasado por esos lugares que ahora parecen tan lejanos y que otra vez se tornan sueños. Lo curioso es recordar como lo que allí deseaba y lo que acá deseo es totalmente diferente... 

Allí  deseaba que fueran pocas y no muchas, las personas que me hablaban para poder avanzar en mi novela,  que  la cama que nos aguardaba estuviera acompañada de mosquitera así como que el calor permitiera descansar en la noche. También deseamos ver la Luna, tanto que cuando apareció aquel atardecer hubo gritos de alegría, y esa noche no importó que hubiera más pescado para los amores de terceros que para una misma.
En un sólo día podía llorar, frustrarme y reír. Acá nadie me habla, puedo leer durante horas, pero no hay teranga, no necesito mosquitera y el calor pareciera no exisitr, se volvió casi inimaginable. En un sólo día no lloro, me frustro y rio a la vez. Sino que lloro sin más, procuro evitar la frustración armándome de voluntad y me obligo a reir. 
Que cambio y que díficil podría definirse.

¿Es la dificultad proporcional al tamaño de los sueños?
 ¿Quién define que un sueño sea imposible o muy díficil?
Procuro no pensar en ellos, de momento sólo ando siguiéndolos... ¡SÓLO!




Dedicado a Rebeca y sus gritos lunáticos.

26 ene 2014

¿Subimos?

Hay una escalera que se dibuja hacia lo alto, es decir, mirando hacia arriba. 

Alto = Arriba 

- ¿El ascensor por favor?
- Al fondo a la derecha, 
- ¿cómo siempre?
- Si claro, ¡¡como siempre!! 

Y cuando fue, se cayó.
-¿A dónde?  pues abajo.
 
Abajo= Debajo

Así que ahí está, abajo, sin saber dónde está el ascensor y ahora, sin escalera. Ahí pues, no queda otra que trepar. 

Se supone que subir escaleras es tan fácil como caminar. El único problema es que requiere un gran corazón, ese que no muchas personas tienen bien entrenado. El corazón, por suerte no le falta a nadie, sólo falta quién sepa cuidarlo y por supuesto, quiera hacerlo...

Ese arriba puede estar tan alto como cada quién quiera verlo.  Alguien tal vez ve 5 alturas y cuando llega a la 3ª le parece tener un corazón enorme. Para quien ve 50 y llega a la 40ª le parece que lo tiene grande pero sabe que puede crecer siempre más. Sin embargo, algunos ven 50 alturas, y estando en la 60ª creen estar en la décima y tener el corazón pequeño. 
Y es que claro, subir escaleras cansa y más todavía, fatiga.

Por eso hay quienes suben unas pocas alturas, toman el ascensor (no fácil de encontrar) y cuando llegan arriba presumen de un corazón gigante que subió numerosas escaleras. 
Hay otras que llegaron en ascensor, rápido, sin subir, y que sin embargo, animan a no usarlo resaltando los beneficios que ello implica.
Por último hay quienes subieron sin ascensor y cuando llegan, ni lo cuentan ni recomiendan cómo subir, ya que  por suerte, el corazón no habla, sino que late, y es a estas personas a quienes el ruido del latido no deja escuchar su voz.

Los mensajes no siempre llegan mediante palabras.
¿Quieres subir conmigo?

12 ene 2014

Ventanas.

Me resulta extraño acordarme todavía de tí y que  quiera encontrarte cuando sé, que por más que lo intente, no lo lograré. Hay cientos de ventanas desconocidas en las ciudades donde compartimos tanto y sin embargo, conozco el camino que debería recorrer para llegar hasta ti, a esa ventana que recibía el día a través de nuestros ojos, a la otra en la que caía la noche y nos miraba dormir una y otra vez.
Aunque no es una ruta intransitable o una dirección equivocada o mudada la que me aleja de ti, sino que eres tú quien no quiere que llegue y quien impide que eso suceda.

Así pues, me conformo con tenerte en mi recuerdo, y me pregunto si el futuro me permitirá encontrarte de otra manera que no sea así, pero, ¿qué diferencia habría?
Me sacaste, me sacaste antes de que yo decidiera irme... trataste de evitar que me fuera y luché contra esa retención. Una lucha ganada que todavía a veces hoy me duele, pues no entendí por qué me retenías si al mismo tiempo me sacabas.  Pensé mucho sobre ello, reprimí emociones, contuve sentimientos, lloré la contención, pero finalmente, sonreí y aplaudí al logro. Otro logro conseguido después de vestir mi corazón de hierro.
¿Realmente me sacaste?, ¿alguna vez me dejaste entrar? Preferí no pensar en ello...

Siempre creí que estaba a tú lado, creí que estabas, que querías estarlo de la misma manera  que yo lo estuve para ti, sin embargo no fue así. Y no lo era porque no me resigné a ser lo que tú querías que fuera. Por ese motivo sonrío a mi logro. Me dolió que me echaras, y me dolió tanto en el momento, como mucho tiempo después del mismo, cuando vi que hubo alguien que llegó y a quien no sacaste.

Algo que nunca imaginé es que se me cortara el corazón y se me escapara a trozos por el mundo...
Soy generosa en cuanto al hecho de repartir se trata. Me resulta fácil cortar y regalar mi corazón, así sea a alguien que permanece cerca de mí o que sé que se alejará con el tiempo. Tengo trozos que se fueron para no volver más, parte de estos laten con mucha fuerza aunque estén lejos de mi, algunos se marchitaron por el camino o al llegar a destino, otros simplemente se disecaron. Y también están los que abandonaron esta vida y cruzaron a esa otra que nos espera. La pérdida de estos últimos me tocó llorarla con abrazos invisibles.
¿Viviste alguna vez la dificultad de un abrazo vacío?
¿Dónde tienes el trozo de corazón que te regalé? Ese que murió en el mismo espacio físico en el que tú y yo nos encontrábamos y el cual, no precisó de un viaje, de kilómetros o  mares para secarse. Ese que no valoraste y que además, no me devolviste.

Pero no, no te reprocho. Hay días que mi corazón visita aquellos trocitos que hacía meses o años que no veía, que le llenan de energía y permiten un latido más fuerte y seguro. Trozos que tienen capacidad de hacer olvidar los que se quedaron por el camino, como el tuyo, aquel que si  bien me sangró cuando se fue, pudo cicatrizar ayudado de los que sé que si están y no se irán.

Quédatelo, no te di el amor para que me lo devolvieras, te lo di porque te quería, aunque yo no lo expresara con palabras, que es la manera más banal de decir lo que se siente.

Sé donde estás y no es en mí, ya no quiero tú ventana.

11 ene 2014

Currículm


Sigo mirándome al espejo y buscando mi mitad, esa mitad por la que gran parte de mi círculo social me pregunta y la cual, yo no veo que me falte.

Nací sola, bueno no del todo, pues había unas personitas muy amables que ayudaron a ello, pero sí, de una mujer sola.
Una mujer que se levantaba cada día antes que el sol, que buscaba recursos donde no había y sacaba fuerzas que teóricamente no tenía.
Esa mujer que lidiaba entre el amor y orgullo, manteniendo intacta su dignidad. La dignidad que todo ser humano tiene y que a muchas mujeres se les critica por ensuciar. Pero ensuciar ¿de  qué manera?
Pues de sexo, de la variedad de personas con las que se complace y complace sexualmente, otra vez... De independencia, de soltería, de falta de reproducción.

Y entonces, de repente, aplicando la regla de lógica básica de:

Si A igual B, 
B igual a C, 
Entonces A igual a C.

¿Qué descubro? Que esa mitad por la que me preguntan  es la persona singular con la que debería compartir mi sexo, a la cual le debería agradecer un compromismo emocional y la "pérdida" de mi independencia. Pérdida en el sentido de sacrificio, y entregar todo por su amor.
Y es que, si bien no soy contraria a una relación amoroso-afectiva, no es ella la que me permite tener mi vida y no sentirme a medias, pues nací completa y en mi currículum vital  viene indicado lo siguiente.

Nombre: mujer
Profesión: lucha
Formación: capacidad
Estado civil: completa


Yes we can do it, don't forget it