8 dic 2012

24 Horas.

Vivimos en la sociedad 24 horas. Ese es el tiempo que podemos tardar en llegar al otro lado del planeta respecto al que nos encontramos, y es el tiempo máximo que tardamos en estar al corriente de lo que sucede en cualquier lugar del mundo.
 
Así pues, estamos en contacto con personas ubicadas en lugares lejanos de forma inmediata. Nos comunicamos con sonidos (el habla) y con imágenes (el vídeo); cuando el "bicho techno" nos lo permite.
El e-mail vino a sustituir a la mensajería tradicional por la "rápidez" y "comodidad" del mismo. Así se argumenta que desaparezca el hábito de enviar cartas.
 
Sin embargo, al llegar a Francia, observo la importancia que aquí tiene todavía, el correo postal. En parte resulta engorroso y tardado, pero por otro lado es agradable encontrarse de nuevo con la incertidumbre de saber qué cartas pasarán hoy por debajo de la puerta.
Cuando camino por la calle me cruzo con abundantes buzones de "La Poste" y también con personas haciendo el gesto de introducir cartas en el mismo.
 
À mon avis, el enviar y recibir una carta es algo que tiene un gran encanto. El emisor imagina la alegría del receptor y éste, se encuentra con noticias de personas queridas en puño y letra.
 
Sin embargo, al pasar por lugares donde se venden gran cantidad de postales que apetece enviar a numerosas personas, descubro que de la gran mayoría no conozco sus ubicaciones físicas. Siempre toca andar averiguando y preguntando delicadamente para no arruinar lo que hoy día ha pasado a ser una sorpresa y no una costumbre.
Por suerte siempre hay rinconcitos donde quedaron escritas las direcciones para agradar a aquellxs que siempre apetece, así sea con una simple postalita dentro de un sobre.


 


19 nov 2012

Petit Japon

Cada día en este lugar puede resultar un buen momento para descubrir muchas  formas de alimentarse en otros lugares del planeta.
Como en todas las ciudades donde existe una diversidad cultural amplia, encontramos tiendas y restaurantes de diversa índole. En el 9ème arrondissement y cerca de Ópera, encontré gran cantidad de tiendas de productos asiáticos y sobre todo, restauración japonesa. 
Si bien es cierto que en todo Paris es habitual encontrar restaurantes de comida japonesa, en esta zona existe una amplia concentración de los mismos. 

Y como la curiosidad mató al gato, no faltó tiempo para adentrarse a varios de los comercios allí habidos para ver qué encontraba. 
Diversos pensamientos me vinieron a la cabeza, sin embargo, el más repetido ¿qué será esto?, sobre cada uno de los tantos productos que allí había. El idioma en el que se encontraba todo escrito no ayudaba mucho, pues prácticamente nada estaba en alfabeto latino.
Sin embargo, entre toda esa variada gama  de colores que recubría el establecimiento en cuestión, encontré una bolsita de algo así como "pasta de gamba" en formato chips.  El cómo averigüé que las papas tenían sabor a gama se evidencia al mirar la foto de la bolsa, y lo mejor, fue el reverso, donde encontramos una explicación gráfica acerca del proceso de elaboración.

Al salir de la tienda, faltaba tiempo para probar tan suculento alimento, que resultó tener un increíble e intenso sabor a  gamba como jamás me hubiera podido imaginar.





6 nov 2012

De la huerta a tú mesa.

El otoño de los primeros días de noviembre recuerda a los días de invierno del mediterráneo español.
Desde hace semanas la lluvia ha dado tregua al sol y este mismo brilla cada día en la ciudad de París.

Las fruterías conservan su diversidad de colores pese a que van llegando días de frío, por los cuales disminuye la variedad. Sin embargo, si no hay fruta francesa, pues se importa de cualquier rincón del mundo aunque resulte inimaginable. Es por ello que no es de extrañar que se puedan encontrar mandarinas por todos lados.

Como en la especie humana, la fruta está clasificada por niveles, siendo algunos grupos mejores que otros. Tal vez resulte increíble describir que existen seres humanos mejores y otros peores, pues aunque no pienso así, el funcionamiento del sistema y lo que en él sucede, demuestra que en realidad, si se da esa diferenciación. 

Las mandarinas más económicas se venden con hojas del árbol y cierta tonalidad verde en su piel. A veces, no se pueden aprovechar todos los gajos y toca comerse un 80% de la pieza en cuestión. Los puestos de fruta bajo tierra en las paradas de metro, regentados por señores de apariencia asiática son quienes las ofrecen.

En las épiceries,  si encontramos la variedad media, que ya viene sin hojas de árbol y resultan un tanto más caras. En estas, es complicado encontrar parte de la mandarina que no se pueda comer.

Y por último, las fruterías del marché, o las que hay cerca de casa, las venden envueltas de manera individual en un papel blanco donde pone, "origine espagne". Por supuesto estas no bajan de 5.95€/kg. Sin embargo son las que mejor calidad tienen. Alguna vez las comí, y además de poderse comer toda la pieza, no encontramos ni semillas y mucho jugo, así como intenso sabor.

Lo gracioso de todo esto resulta ser las etiquetitas que traen desde España donde puede leerse, "De la huerta, a tú mesa", pues con toda la diferenciación de categorías, lugares de venta, calidad y precio, no parece que sea un camino tan sencillo de recorrer. 



Uno de los papeles que envuelven a cada mandarina como que fuera caramelo

23 oct 2012

Elementos Nube


París es una  ciudad que ofrece elementos nube

Elementos nube son todos aquellos que son bonitos, con figuras increíbles, que deseamos alcanzar y cuando subimos y subimos voilà, la nube se desaparece y estando dentro no hay gran diferencia a cuando estábamos fuera.
Son ilusiones bonitas, “al alcance” de todos, (viva la idea de igualdad de oportunidades que se nos graba desde la infancia y que no deja de ser sino una ilusión inexistente para una gran mayoría). Sin embargo, cuanto más se sube en busca de nubes, menos oxígeno hay y más nos cuesta respirar. 

Pues bien, ¿qué es el lujo entonces? Un elemento nube, al cual se supone que debemos aspirar a costa de vivir cada más oprimidos a causa de la falta de oxígeno,  o por la frustración de que la nube no era como esperábamos incluso pensando que tal vez lo que necesitamos es buscar otra nube. 

Sin embargo, pensamos que subiendo y subiendo es como encontraremos los elementos que hacen agradable la vida, encontrando mientras, nubes que siguen creando frustración.

Por el contrario, los que suben y suben a veces no se dan cuenta de que cuando llueve, a los que están abajo también les llega el agua que viene de las nubes. ¿Entonces para que nos sirven las nubes? Bien podríamos decir, para nada. ¿Y para que nos sirve el lujo? Igual que las nubes para nada. Para qué subir y subir a buscarlas, con todo lo que ello implica, si abajo, también nos mojamos.



En la vida también se nos presentan situaciones nube a las que aspiramos, pero pese a subir y subir, siempre son otras personas las que llegan a ellas. Hay nubes que son increíbles, sin embargo no se valoran, pues así como  los que buscan el lujo, pasan el tiempo buscando lo bonito del resto de nubes, añorando la lluvia o el sol que no ilumina directamente la nube, sin saber, que ese sol, terminará brillando en ellas.
No hay nada peor, que escalar en busca de nubes observando como las que las poseen, no las valoran. Sin embargo, con las nubes que existen, se crean y desaparecen, tal vez algún día, podamos disfrutar de alguna de ellas. De todas formas, seguiremos valorando que llueva y nos mojemos. Pues no hay peor situación que creer que lo raro es normal, cuando en verdad, lo normal, es raro. (Moisés Naím).



7 sept 2012

Primeros días y sensaciones parisinas

París me recibió el sábado 1 de septiembre con un alto sol brillante y cielo despejado, donde pese a ser una temperatura fresquita se podía decir “que buen día hace”. De entrada, el choque apenas lo siento, una ciudad europea donde no existen grandes diferencias visibles, todavía vamos por las afueras…

París seduce por el lujo y los “buenos modales” de sus locales, camaremos bien vestidos, cafés con encanto, floristerías donde reinan los colores (me pregunto como se verá cuando haga frío…) Mercados ordenandos y silenciosos donde la fruta está tan bien  colocadita que da pena moverla. De momento, me muevo por el Arrondissement 17 
(definido por algunos como un distrito “chic” de París, supongo que el concesionario de coches Rolls Royce de al lado de casa lo evidencia). 

La mañana del primer domingo ruta por el Arrondissement 19, donde se festeja al Dios Ganesh, evento anual del Hinduismo que celebran en el barrio Indio.
Música de fiesta suena a gran volumen, en las tiendas todo está decorado, la gente viste sus ropas típicas, y hay como pequeños altares por las calles. En los altares hay cestitas de bananos y cocos. Las danzas y vestimentas son increíbles, gente de muchas tonalidades de piel pasea alrededor y es cuando empiezo a dar cabida de la ciudad en la que estoy viviendo. 
En todo ese momento de fiesta reparten refrescos de mandarina gratis. GRATIS Y PARÍS, dos palabras que pueden escribirse juntas pese a la fama del lugar.  Después del espectáculo nada mejor para comer que un suculento Menú Indio.

Por Concorde y Museo del Louvre todo es grande, los edificios, las figuras, el parque, las avenidas, todo. Los turistas son el principal grupo de seres en el lugar, la policía se mueve en patines y ahh si!! Ahora los indues no están de fiesta, sino que venden botellas de agua a los turistas. En todo el tiempo que llevo, voy observando los nichos laborales que existen. 

De paseo por los Campos Elíseos, pienso en lo increíble que debe de ser  para los ciclistas del tour pedalear por el centro de toda esa gran avenida divisando el arco del triunfo al final. El paisaje es bonito, pese a ser urbano. De momento, París es la ciudad más bonita que he visto, y el buen tiempo todavía me permite admirarla. Aunque ahora, por la avenida circulan vehículos del tipo Jaguar, Porsche y Lamborghini, entre otros. 

Es entonces cuando pienso, mucha de la gente que pasea por aquí tal vez ansia o le gustaría acceder a eso, pero claro, el lujo está muy limitado, es la esencia del sistema económico en que vivimos…., sin embargo, si no puedes comprar el lujo, pues lo alquilas!!! Paseos de 20 minutos en Lamborghini por el módico precio de 89€!!! Pasen y vean. 

La verdad es que muchos de esos detalles me flipan, lo bueno, que no los ansío!! Espero que eso no suceda nunca.


Drive me!